En el tranquilo y apacible reino de Aetheria, un joven llamado Gabriel se encontraba en vísperas de su decimoctavo cumpleaños. Sin saberlo, Gabriel era el elegido de los elementales, seres ancestrales que personificaban los poderes de la tierra, el fuego, el agua y el aire.

Esa mañana, Gabriel despertó con una extraña sensación de inquietud. Al mirar por la ventana, vio un resplandor brillante que provenía del bosque cercano. Intrigado, decidió investigar y se adentró en el denso follaje.

Al llegar al corazón del bosque, Gabriel se encontró con una clara y serena laguna. En su superficie, los reflejos del sol creaban un baile de luces, como si el agua misma estuviera viva. Fascinado, Gabriel extendió la mano hacia ella y, de repente, una fuerza misteriosa lo envolvió.

El agua se elevó en el aire, girando a su alrededor, formando figuras etéreas. Cada una de ellas representaba un elemento y emitía una energía única. Gabriel se dio cuenta de que había sido elegido para ser el portador de estos poderes.

Consciente de su nuevo destino, Gabriel aceptó el desafío y se comprometió a proteger y equilibrar los elementos en el mundo. A partir de ese momento, su vida cambió por completo, y se embarcó en un increíble viaje lleno de aventuras, peligros y descubrimientos sobre sí mismo y su conexión con los elementales.

Así comenzó el capítulo uno de la emocionante historia del elegido de los elementales, donde Gabriel se vería envuelto en un conflicto ancestral entre fuerzas oscuras y la esperanza de un futuro en armonía.