Una Parabola del Genesis

Una Parabola del Genesis


En el momento en que la humanidad pasó de ser una sociedad de cazadores/recolectores a desarrollar las granjas de animales y la agricultura, hubo dos tribus, las cuales llevaban el nombre de sus jefes. Eran llamados la gente de Caín y la gente de Abel. La gente de Abel eran pastores y granjeros, y eran menos desarrollados que la gente de Caín. Adoraban al gran Dios Sol, quien vivía en el cielo.

La gente de Caín eran agricultores, y eran más civilizados que la gente de Abel. Debido a que era muy importante establecer con precisión las fechas de las cosechas, la gente de Caín adoraba a la Diosa Luna, la Madre Oscura que era a la vez la fertilidad de la Tierra y el misterio de la Luna.

Sin embargo, no todos eran felices. El jefe Abel atacó a la gente de Caín, diciéndoles que eran inferiores y estaban malditos porque no cazaban como hacía su guerrero Dios Sol. La gente de Caín no sabía mucho sobre la lucha, pero Caín les explicó cómo usar los útiles puntiagudos que utilizaban para arar el suelo para matar. Cuando la gente de Abel regresó para atormentarlos de nuevo, la gente de Caín devolvió el ataque. Todos los hombres, mujeres y niños de la gente de Abel murieron.

El Dios Sol de la gente de Abel entonces los maldijo como pueblo e hizo descender sobre ellos una maldición de sangre sobre todos ellos, haciéndolos vagar sin un hogar en los yermos. Quemó sus pueblos y llenó de sal sus campos, y les dijo a todos que dieran la espalda a la gente de Caín.

La gente de Caín no era capaz de recobrarse. Vagaron en la maldición durante muchas semanas, hasta que no tuvieron comida con que alimentarse y muchos problemas.

Entonces la sacerdotisa de la Madre Oscura, que vivía más allá de la Luna, vino. La sacerdotisa ofreció a la gente de Caín un respiro, socorro, y consuelo. Ella les enseñó magia, cómo cazar y a beber sangre.

El Dios Sol se apareció a Caín en sueños, y le dijo que él y su gente volvieran y se subyugaran a la gente de Seth. Caín Rechazó la oferta. Entonces el Dios Sol le dijo que toda la gente de su tribu sería maldita para siempre, y así fue. Pero la Madre Oscura dijo que siempre habría una manera de superar la maldición: si la gente de Caín se presentaba ante Ella y le rendía tributo, mediante su misterio los libraría de la maldición del Dios Sol.

En esta parábola, la gente de Caín (y también Caín ) represen ta nuestra necesidad de civilización, la Humani- dad que constantemente buscamos. La gente de Abel (y también Abel) representa nuestra natu raleza animal, nuestra

parte salvaje, la Bestia que yace dentro de nosotros. La Madre Oscura representa el misterio que guía nuestra existencia: la magia de nuestra sangre, el poder de las Disciplinas. Debemos buscar el misterio de la Madre Oscura mientras convivimos con el legado dejado por el Dios Sol – la maldición. Ergo, "Una Bestia soy, por miedo de convertirme en una".

La Golconda es entendida como una meta final, quizás armo nizando todas estas cosas y mostrando la trascendencia de la Bestia Interior.


Los primeros Tiempos


Sueño los primeros tiempos. De la más larga memoria. Canto los primeros tiempos. De todos más viejo Padre. Canto los primeros tiempos. Y el claro amanecer. De toda la Oscuridad. En Nod, donde la luz Del Paraíso alumbra El azabache nocturno y gotas de nuestros padres mojan y ablandan el suelo. De nos, todos y cada uno, Decidimos poder como Quisiéramos vivir y Coger nuestros alimentos De las entrañas de la tierra. Yo, primogénito Caín, Con útiles puntiagudos, Planté semillas oscuras, Las regué dentro de la tierra, Las cuidé, las vi crecer. Él, segundogénito Abel, Cuidó de los animales, Ayudó en sus sangrientos Partos, los alimentó, Y también los vio crecer. Yo lo amaba, a mi hermano. Él, él era el más brillante, El más dulce, el más fuerte. Él era la prima parte De toda mía alegría.

Entonces, en un día De abril, nuestro Padre dijo: "Caín, Abel, un regalo A Aquél en lo Alto debéis Hacer, un sacrificio - Un don de la prima parte De todo cuanto tenéis". Yo, primogénito Caín, Recolecté tiernos brotes, Y los frutos más brillantes, Y la hierba más fresca. Y él, segundogénito Abel, Sacrificó el más joven, El más fuerte, el más tierno De todos sus animales. Sobre el altar de nuestro Padre Posamos los sacrificios Y prendimos fuego so ellos, Y el humo se los llevó Hacia Aquél en lo Alto. El sacrificio de Abel, Segundogénito, olió Dulce a Aquél en lo Alto, Y Abel fue bendecido. Yo, primogénito Caín, Fui golpeado desde lo lejos Por una severa palabra Y una maldición, pues indigno Resultó mi sacrificio. Miré el sacrificio de Abel, Todavía humeante, La carne, la sangre. Lloré, me tapé los ojos, Oré de día y de noche. Y cuando nuestro Padre dijo:

"El tiempo del sacrificio Ha llegado ya de nuevo". 

  Y Abel condujo su más joven, Su más tierno, más amado Hacia el fuego sacrificial. Yo no llevé mi más joven, Mi más tierno, pues sabía Que Aquél en lo Alto De ningún modo los querría. Y mi hermano, querido Abel, Me dijo: "Caín, no has traído Un sacrificio, un regalo De la prima parte de Tu alegría, para quemarlo En la ara de Aquél en lo Alto". Yo lloré lágrimas de amor Cuando, con mis útiles Puntiagudos, sacrifiqué Aquello que era la parte Primera de mi alegría, Mi hermano. Y la Sangre de Abel Cubrió el altar, y olía Dulce mientras ardía. 

Pero mi Padre dijo: "Maldito estás, Caín, Quien mataste a tu hermano. Como yo fui expulsado, Así lo serás tú". Y Él me exilió A vagar en la oscuridad, La tierra de Nod. Me precipité en la Oscuridad. No vi ninguna luz Y estaba asustado. Y solo.


La llegada de Lilith


Estaba solo en la oscuridad Y mi hambre creció. Estaba solo en la oscuridad Y mi frío creció. Estaba solo en la oscuridad. Y lloré Vino entonces a mí, Una voz suave, dulce, Palabras de socorro, Palabras de consuelo. Una mujer, oscura Y hermosa, con sus ojos Cortando la oscuridad, Vino entonces a mí. "Conozco tu historia, Caín de Nod", me dijo, Sonriendo. "Estás hambriento ¡Ven! Tengo comida. Tienes frío ¡Ven! Tengo ropas. Estás triste ¡Ven! Tengo consuelo". "¿Quién podría consolar Alguien tan maldito como yo? ¿Quién me vestiría? ¿Quién me alimentaría?" "Soy la primera esposa De tu padre, quien discutió Con Aquél en lo Alto Y obtuvo la Libertad En la Oscuridad. Yo soy Lilith. Una vez, tuve frío, Y no hubo calor para mí. Una vez, tuve hambre, Y no hubo comida para mí. Una vez, estuve triste, Y no hubo consuelo para mí". Con ella me llevó, Me alimentó y me vistió. Y en sus brazos, Encontré consuelo. Lloré hasta que la sangre Goteaba desde mis ojos. Y ella con sus besos Las llevó lejos.


La magia de Lilith


Moré en la Casa de Lilith Por un tiempo. Y pregunté: "Desde la Oscuridad, ¿Cómo construiste este lugar, Cómo pudiste tejer Estas ropas, Cómo pudiste cultivar Esta comida?" Y Lilith sonrió y dijo: "No como tú, estoy Despierta. Veo las Hebras que se tejen A tu alrededor. Creo lo que necesito Mediante el Poder", "Despiértame entonces, Lilith" Dije. "Necesito tener Este poder. Entonces, Podré tejer mis ropas, Cultivar mi comida, Construir mi propia Casa". La preocupación tiñó El rostro de Lilith. Y dijo: "Ignoro lo que el Despertar Hará para ti, pues tú Estás realmente Maldito Por tu Padre. Podrías morir, podrías Cambiar para siempre". Y Caín díjole a esto: "Incluso entonces, Una vida sin Poder No sería realmente vida. Moriría sin tus dones. No viviré como tu Esclavo". 

Lilith me amaba, Y yo lo sabía; Haría lo que le pedí, Aunque no lo deseara. Y fue entonces cuando Lilith, La de ojos brillantes, Me Despertó. Se cortó con un cuchillo, Y sangró para mí. Bebí del cuenco. Era dulce. Entonces caí al Abismo. Caí para siempre, Cayendo en la más profunda Oscuridad.


La tentacion de Caìn 


Y desde la Oscuridad Vino una luz brillante – Fuego en medio la noche. Y el arcángel Miguel Se reveló ante mí. Yo no tenía miedo. Pregunté qué deseaba. Miguel, General del Cielo, Custodio de la llama sagrada, Me habló con estas palabras: "Hijo de Adán. Hijo de Eva, Tu crimen es grande, Pero también es grande La compasión de mi Padre. ¿No te arrepentirás Del mal que has hecho, Y dejar que Su compasión Te limpie y purifique?" Y yo respondí a Miguel: 

"No por la gracia de [Dios], Sino por la mía propia Viviré, con mi soberbia". Miguel así me maldijo: "Entonces, mientras camines Por esta tierra, Tu y tus hijos temeréis Mi llama viviente, Que morderá profundo Y saboreará vuestra carne". Y por la mañana, Vino Rafael, con alas Cargadas de inocencia, Luz sobre el horizonte, El conductor del Sol, El guarda del Este. Rafael habló, diciendo: "Caín, hijo de Adán, Hijo de Eva, Tu hermano Abel. Te perdona tus pecados. ¿No te arrepentirás Y aceptarás la redención Del Todopoderoso?" 

Yo respondí a Rafael: "No por el perdón de Abel, Sino por el mío propio Seré perdonado". Rafael así me maldijo: "Entonces, mientras tus pasos Pisen esta tierra, Tu y tus hijos Temeréis el amanecer, Y los rayos del sol Os buscarán Para quemaros como el fuego Dondequiera que os escondáis. Escóndete ahora del Sol, Pues se laza para alcanzarte Con toda su furia". Pero yo encontré Un lugar secreto, Profundo en la tierra, Y me escondí de la luz Del Sol. 

Dentro de la tierra Dormí hasta que la Luz del Mundo Se escondió tras la montaña De la Noche. Cuando me alcé De mi sueño diurno, Escuché el sonido De gentiles alas veloces. Vi las negras alas de Ariel Cubriéndome alrededor Ariel, segador, Angel de la Muerte, Oscuro Ariel, Quien mora en las tinieblas. Ariel rápidamente dijo: "Hijo de Adán, Hijo de Eva, Dios Todopoderoso Perdona tus pecados. ¿Aceptarás la redención Y me dejarás llevarte Hacia tu recompensa, Nunca más maldito?" 

Y dije yo entonces A Ariel, el de negras alas: "No por la redención Del Todopoderoso, Sino por la mía propia, Viviré. Soy lo que soy, Hice lo que hice, Y esto nunca cambiará". Y entonces, mediante Ariel, Pavoroso Ariel, Dios Todopoderoso Me maldijo, diciéndome:

"Entonces, mientras camines Por esta tierra, Tu y tus hijos Abrazaréis las Tinieblas, Beberéis sólo sangre, Comeréis sólo cenizas, Seréis como fuisteis En el momento de morir, Nunca muriendo, Continuando viviendo. Caminaréis para siempre En las Tinieblas, Todo cuanto toquéis Se desmoronará, Hasta el último día". Lancé un grito Cargado de angustia Por esta terrible maldición, y lloré sobre mí. 

Derramé sangre. Puse las lagrimas Dentro de un recipiente, Y las bebí. Cuando alcé la vista De mi cuenco de pesar El arcángel Gabriel, Gentil Gabriel, Señor de la Redención, Se apareció ante mí. Díjome el arcángel Gabriel: "Hijo de Adán, Hijo de Eva, Observa: La redención del Padre Es mayor de lo que jamás Podrías imaginar, Pues, incluso ahora, Hay una senda abierta, El camino de la Redención, Y llamarás a este camino Golconda. Habla a tus hijos de él, Pues por él volverán A residir en la Luz". Y después de esto, La oscuridad. Se alzó cual un velo, Y la única luz era Los ojos de Lilith. 

Mirando a mi alrededor Supe que había Despertado. Cuando mis energías Por primera vez surgieron A través de mí, Descubrí cómo poder Como el rayo moverme, Cómo coger prestada La fuerza de la tierra, Cómo ser cual piedra. Éstas fueron como respirar Fue una vez para mí. Lilith entonces me mostró Cómo se ocultaba De los cazadores, Cómo exigía obediencia, Cómo pedía respeto. Entonces, Despertándome Aún más rápido, encontré Cómo alterar las formas, Cómo dominar animales, Cómo hacer que los ojos Miren más allá de la vista. 

Entonces Lilith me ordenó Que me detuviera, Pues había sobrepasado Todos mis límites, Había ido demasiado lejos, Había amenazado Mi propia esencia. Utilizó sus poderes Y me ordenó parar. Debido a su poder, Yo la obedecí, Pero profundo en mí, Dentro fue plantada Una semilla de rebelión. Y cuando me dio la espalda, Abrí mi ser de nuevo, Lo abrí a la Noche, Y vi en las estrellas Infinitas posibilidades, Y conocí un camino, Un camino de poder y Sangre Para que yo lo siguiera, Así pues abrí en mí Esta Senda Definitiva, Desde donde otros caminos Procederían. Con este nuevo poder, Rompí las cadenas Que puso en mí La Señora de Noche. 

Dejé la reina Condenada Ese mismo atardecer, Ocultándome en sombras, Huí a las tierras de Nod Y llegué a un lugar Donde no pudieran encontrarme Ni siquiera sus demonios.


El cuento de Zillah 


Dejadme contaros El cuento de Zillah, Primera amante de Caín, Primera esposa de Caín, La más dulce sangre, La más suave piel, Los más claros ojos. Sola entre sus nuevos hijos, A Ella amó Caín. Y Ella desconocía su amor, Girándole la espalda. Ni regalos, ni sacrificios, Ni perfumes, ni palomas, Ni bellos bailarines, Ni cantantes, ni bueyes, Ni esculturas, ni bellas ropas, Nada transformaría Su pétreo corazón En dulces frutos. Y Caín tiró de su barba, Y lloró sobre su cabello, Y erró por la naturaleza, De noche, pensando en ella. Quemándose por ella. 

Y una noche se encontró A la Bruja, cantándole A la luna. Caín dijo a la Bruja: "¿Por qué cantas así?" Y la Bruja contestó: "Porque suspiro por aquello Que no puedo tener..." Dijo Caín a la Bruja: "También yo suspiro. ¿Qué puede uno hacer?" La Bruja sonrió y dijo: "Bebe mi sangre esta noche, Caín, padre de Vástagos, Y vuelve mañana, De noche. Entonces, te mostraré El saber de la Luna". Caín entonces bebió Del desnudo cuello, Y se fue. Bajo la siguiente noche, Caín encontró a la Bruja Durmiendo sobre una roca. "Despiértate, Bruja", Díjole Caín, "He vuelto". 

La Bruja abrió un ojo Y dijo: "Estoy soñando Con tu solución. Bebe de mi otra vez, Y vuelve mañana, de noche. Trae un cuenco de cerámica. Trae un cuchillo afilado. Tendré entonces tu solución". Otra vez más Caín bebió La sangre de la Bruja, Quien, inmediatamente, Cayó en profundo sopor. Cuando Caín volvió, A la siguiente noche, La Bruja lo miró, Y sonrió. 

"Felicidades, Señor de la Bestia", Dijo entonces la Bruja, "Tengo el saber que buscas. Toma algo de mi sangre, En el cuenco que traes, Mézclalo con estas bayas, Y con estas yerbas, Y bébete el elixir. Serás irresistible. Serás potente. Serás dominante. Serás ardiente. Serás candente. El corazón de Zillah Se fundirá, Como la nieve en primavera".

Y Caín bebió el elixir, Pues estaba enamorado, De Zillah, la de claros ojos, Y tanto deseaba su amor. Y la Bruja se rió, Se rió alto y claro. ¡Ella lo había engañado! ¡Ella lo había atrapado! Caín estaba furioso, Más allá de todo límite, Quería desgajar a la Bruja, Recurrió a sus poderes Para obtener toda su fuerza. La Bruja se rió otra vez, Y dijo: "No lo hagas". Y Caín no pudo hacer nada Que fuera en su contra.

La Bruja se rió otra vez, Y dijo: "Ámame". Y Caín no pudo hacer nada Excepto contemplar Sus ancianos ojos Y desear su curtida piel. La Bruja se rió y dijo: "Hazme inmortal". Y Caín la Abrazó, Y ella rió de nuevo, Rió con en puro éxtasis Del Abrazo, Pues no le dolió. 

"Te he hecho poderoso, Caín de Enoch, Caín de Nod, Pero siempre estarás atado A mí. Te he hecho señor de todos, ¡Pero jamás me olvidarás! Tu sangre, potente como es, Ahora atará a quien la beba, Al igual que tú hiciste, Una vez cada noche, Durante tres noches. Serás el señor, Serán tus esclavos, Como tú eres el mío. Y aunque Zillah te amará, Como tú deseaste, Tu me amarás, para siempre. Ve ahora, y reclama Tu amada concubina. Yo te esperaré En los lugares más oscuros, Mientras preparo más pócimas Para tu salud". 

Y así, muy deprimido, Caín volvió a Enoch, Y cada noche, Durante tres noches, Zillah bebió de su Sire, Aunque no lo supo. Y, la tercera noche, Caín anunció Que se casaría con Zillah, Su mas dulce Chiquilla, Y ella aceptó.


 El cuento de la bruja


Durante un año y un día Caín trabajó al servicio De una Bruja, Quien con la sabiduría De la sangre, lo ató Más fuerte que a un prisionero. Lo visitaría de noche, Forzaría a entregarle su sangre Para sus secretos elixires Y potentes fórmulas. Tomaría a los hijos De sus hijos, y jamás Volverían a ser vistos. 

Pero Caín era sabio. No volvió a beber su sangre. Y ella no se lo pidió, Creyendo que él sería Para siempre su Esclavo. Una noche, en el bosque, Caín fue a ver a la Bruja, Le habló de terribles sueños Que tenía mientras dormía. "Temo por mi vida, Bruja, Temo la profecía de Ariel, Y el ansia de mis hijos Por beber mi sangre. Enséñame oculto saber Que me haga poderoso Entre los míos". 

Y la Bruja fue a un ciprés Y arrancó una rama. Cogió un cuchillo Y le sacó punta. "Toma esta madera viviente, Afilada, fuerte, Y atraviesa el corazón De tus hijos rebeldes. Lo dejará inmóvil, Y so tu voluntad. En lugar de beber La sangre de tu corazón, Sentirá todo el peso De tu justicia". 

Caín dijo: "Gracias, Madre". Y, moviéndose veloz, Tomó la estaca de ciprés, La alzó y profunda clavó En el corazón de la Bruja. Pues Caín, sabio Caín, De ella no se alimentó Durante un año y un día; Y forzó su Voluntad Mediante sus manos, Rompió el Vínculo Que ella puso en él, Y cambió su fortuna.

 

La primera Ciudad.


En el inicio de todo Sólo existía Caín; Caín, quien [sacrificó] a su hermano Desbordado por el amor. Caín, quien fue exiliado; Caín, quien fue maldito Con la inmortalidad; Caín, quien fue maldito Con el ansia por la sangre. Es de Caín de quien venimos, El Sire de nuestro Sire. 

Durante toda una era Vivió en [la tierra de Nod], En soledad y sufrimiento Durante un eón estuvo solo, Pero la memoria cambiante Ahogó su tristeza. Y así regresó Al mundo de los mortales, Al mundo que su hermano [Seth, trigénito de Eva,] Y [los hijos de Seth] Habían creado. Retornó y fue bienvenido, [Pues nadie podía lastimarle Debido a la Marca Que le fue impuesta]. 

La gente vio su poder, Y lo adoraron. [Creció en poder, Y su poder era fuerte, Sus métodos para hacerse Respetar y obedecer Eran grandes]. [Y los Hijos de Seth Lo nombraron] Rey De su gran Ciudad, La Primera Ciudad. Pero Caín estaba solo En su Poder. 

En su interior germinó La semilla de la soledad, Y creció una oscura flor. Vio dentro de su sangre Potencia de fertilidad. Invocando demonios Y escuchando con atención La sabiduría susurrada, Aprendió a crear A sus propios hijos. Llegó a conocer su poder, Y, al conocerlo, Decidió Abrazar Alguien próximo a él. 

Y Ariel, temible Ariel, Se mostró a Caín Esa misma noche, Y le dijo: "Caín, aunque poderoso Y marcado por Dios, Sabe esto: Que todo Chiquillo tuyo Portará tu maldición, Que cualquiera de tu Progenie Caminará para siempre Por la Tierra de Nod, Temerá llama y sol, Beberá sólo sangre Comerá sólo cenizas. Y desde cuando lleven consigo La celosa semilla Que su padre puso en ellos, Conspirarán y lucharán Entre ellos unos con otros. No condenes aquellos De entre los nietos de Adán Que anden en la rectitud. ¡Caín! ¡Contén tu terrible Abrazo!" 

Sin embargo, Caín supo Qué debía hacer; y un joven, Llamado Enosh, el más querido De la estirpe de Seth, pidió Ser Hijo del Padre oscuro.

Y aunque Caín era consciente De las palabras de Ariel, Tomó a Enosh; lo arropó En el oscuro Abrazo. Y así fue como sucedió Que Caín engendró a Enoch, Y haciéndolo llamó Enoch A la Primera Ciudad. Y ocurrió que Enoch Pidió un hermano, una hermana, Y Caín, Padre indulgente, Se los dio a Enoch, y sus nombres Fueron Zillah, cuya sangre Era la escogida de Caín, E Irad, cuya fuerza Sirvió el brazo de Caín. 

Y estos Vástagos de Caín Aprendieron cómo crear Su propia Progenie, Y Abrazaron, sin pensarlo, A más de la gente de Seth. Y entonces el sabio Caín Dijo a sus descendientes: "Un final para este crimen. No deberá haber más". Y, como su palabra Era la ley, Su Progenie obedeció. La ciudad perduró eras, Y se convirtió en el centro De un poderoso Imperio. Caín se relacionó Con aquellos distintos a él. Los [hijos de Seth] Lo conocían, Y él, a su vez, Conocíalos a ellos. Pero el mundo se oscureció. Los hijos de Caín Vagaban acá y acullá, Saciando su perversidad. Y Caín ardió de cólera Cuando sus hijos lucharon. Descubrió mentiras Cada vez que se insultaban. Conoció la tristeza Cuando los vio abusar [De los hijos de Seth]. Caín leyó las señales En el cielo crepuscular, Pero a nadie dijo nada. Entonces llegó el Diluvio, Una gran inundación Que purificó el mundo. La Ciudad pereció, Con ella los hijos de Seth. Otra vez, Caín cayó En gran melancolía, Y huyó a la soledad. Nos abandonó, a nosotros, A su progenie, A nuestro propio destino. 

Pudimos encontrarlo, Después de mucho buscar, Enterrado en la tierra, Pero nos ordenó Que nos fuéramos, diciendo Que el Diluvio fue un castigo, Por haber regresado Al mundo de los vivos Y por haber quebrantado La verdadera ley. Nos pidió que nos fuéramos Para así poder dormir. Y así volvimos solos Para emprender la búsqueda De los hijos de Noé. Y a ellos anunciamos Que éramos los nuevos señores. Cada uno creó Progenie Para poder ensalzar La gloria de Caín, Per no poseíamos Ni su sabiduría Ni su autocontrol. 

Se alzó una gran guerra, Los Antiguos enfrentados Contra su Progenie, Tal como dijo Ariel, Y la Progenie asesinó A sus padres. Se alzaron empuñando Fuego y madera, Espadas y garras Para destruir aquellos Que los habían creado. Los rebeldes edificaron Una ciudad nueva. Lejos del caído Imperio, Reunieron los Trece clanes, Dispersados por la Gran Guerra, Y los llevaron todos juntos. 

Llevaron al Clan Monárquico, Al Clan de la Bestia, Al Clan de la Luna, Al Clan de los Ocultos, Al Clan Vagabundo, Al Clan de la Rosa, Al Clan de la Noche. Al Clan de los Escultores, Al Clan de la Serpiente, Al Clan de la Muerte, Al Clan de los Sanadores, Al Clan de los Cazadores, Y al Clan Erudito. 

Construyeron una ciudad De renombrada belleza, Y la gente los adoraba, Como si fueran dioses. Crearon su propia Progenie, La Cuarta Generación. Pero temían la Jyhad, La Profecía de Ariel, Y a estos nuevos Chiquillos Les era prohibido engendrar A otros de su raza. 

Este poder se guardaron Los Antiguos para sí. Cuando un Chiquillo era creado, Se lo cazaba hasta matarlo, Y a su sire con él. Aunque Caín estaba lejos, Podíamos percibir Cómo nos vigilaba, Y sabíamos que era él Quien marcó las pautas De nuestros movimientos Y de nuestros destinos. Él maldijo a [Malkav] Cuando difamó su imagen, Y lo condenó a la locura, Para siempre jamás. Cuando [Absimiliard] dio Rienda suelta a sus placeres Con sus propios Chiquillos, Caín posó su mano Sobre [Absimiliard], Y le dijo que siempre Vestiría su maldad, Y quebró su imagen. Nos maldijo a todos, Por haber matado La prima parte de sus Hijos, La Segunda Generación, Pues los habíamos cazado, Uno a uno, Zillah la Bella, Irad el Fuerte y Enoch El Primer Señor.

Los lloramos a todos, Pues éramos todos iguales, Todos descendientes De los hijos de Caín. Aunque esta ciudad Era tan grandiosa Como aquella de Caín, Esta también envejeció. Como hace todo ser vivo, Lentamente empezó a morir. Los dioses, al principio, No vieron la verdad, Y cuando se dieron cuenta Ya era muy tarde. Pues, como dijo Ariel, De la semilla del Mal Floreció una rosa De color rojo sangre, Y [Troile], El Chiquillo Del Chiquillo de su Chiquillo Se alzó, y asesinó A su madre, Brujah. Y comió de su carne. La guerra sacudió Los cimientos de la ciudad, Y nada volvería a ser Lo que había sido. 

Los Trece vieron su ciudad Destruida; y, su poder, Extinto. Tuvieron que huir, Su Progenie junto a ellos. Pero muchos murieron, Pues habían crecido débiles. Sin su autoridad, Todos pudieron crear Su propia Progenie, Y, muy pronto, Hubo muchos Vástagos Que regían la Tierra. Pero no podía durar. Pasó el tiempo, Y hubo demasiados Vástagos, Y la guerra estalló Como antes estallara, Los Antiguos, ocultos, Habían aprendido Lo que era la cautela, Pero sus Chiquillos Habían fundado Ciudades y Progenies, Y fueron ahora ellos Los que murieron en batalla. Fue tan grande la guerra Que no sobrevivió Ninguno de esa Generación. 

Olas de carne mortal Cruzaron continentes Para aplastar y quemar Ciudades de Vástagos. Los mortales creyeron Que luchaban sus guerras. Pero fue por nosotros Que derramaron su sangre. Cuando acabo la guerra, Todos los Vástagos Se escondieron de los otros, Y de los humanos Que vivían alrededor. 

Escondidos permanecemos hoy, Pues la Jyhad aún continúa. Y nadie predecirá Cuándo se alzará Caín De su sueño en la tierra, Y reclamará La ciudad de Gehenna, La Última Ciudad, La Ciudad del Juicio. La Jyhad aún continúa.


"Muchas gracias por tu lectura espero la hayas disfrutado como una vez lo hice"

A continuación el enlace a la página con imágenes ilustrativas las cuales permiten imaginar mejor la historia.


Historia Ilustrada 

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