Capítulo 1 - Renacimiento

La sangre salpicaba el suelo de mármol del palacio imperial. Los gritos de agonía y terror llenaban el aire. El emperador Liang, el gobernante supremo del continente de Tianyu, estaba rodeado de cadáveres de sus guardias y sirvientes. Había sido traicionado por sus propios hijos, que codiciaban su trono y su poder.


El emperador Liang era un maestro marcial sin igual, capaz de derrotar a ejércitos enteros con un solo movimiento de su mano. Sin embargo, su fuerza provenía de una fuente oscura y prohibida: el Arte del Dragón Negro, una técnica ancestral que le permitía absorber la energía vital de sus enemigos y convertirla en su propia fuerza. El Arte del Dragón Negro era un arma de doble filo, pues también consumía la vida del usuario poco a poco, haciéndole envejecer prematuramente y debilitar su cuerpo.


El emperador Liang había usado el Arte del Dragón Negro durante décadas, extendiendo su dominio sobre el mundo y sometiendo a todos los clanes marciales bajo su voluntad. Pero ahora, su cuerpo estaba al borde del colapso, y sus hijos habían aprovechado la oportunidad para atacarle con una alianza de rebeldes y traidores.


El emperador Liang se enfrentó a sus enemigos con una sonrisa amarga. Sabía que no tenía escapatoria, pero tampoco tenía miedo. Había vivido una vida llena de gloria y poder, y estaba dispuesto a morir como un verdadero emperador. Con un rugido furioso, activó el Arte del Dragón Negro al máximo nivel, liberando una ola de energía oscura que arrasó con todo a su paso.


Los hijos del emperador Liang retrocedieron horrorizados al ver la escena. El cuerpo de su padre se había transformado en una bestia escamosa y negra, con garras afiladas y colmillos venenosos. Sus ojos brillaban con un fuego maligno, y su aura era tan opresiva que les dificultaba respirar. Era como si el mismísimo dragón negro hubiera descendido al mundo.


El emperador Liang se lanzó contra sus hijos con una velocidad increíble, destrozando sus defensas y desgarrando sus cuerpos. Ninguno de ellos pudo resistir su ataque, y pronto cayeron uno tras otro bajo sus garras. El emperador Liang se regodeó en su venganza, sintiendo el placer de arrebatarles la vida.


Sin embargo, su triunfo fue efímero. El Arte del Dragón Negro había consumido toda su energía vital, y su corazón se detuvo. El emperador Liang cayó al suelo sin vida, con una expresión de satisfacción en su rostro.


Así terminó la vida del emperador Liang, el tirano más temido y respetado del mundo.


Pero eso no fue el final de su historia.


En algún lugar lejano, en una pequeña aldea del murim, el mundo oculto de los artistas marciales, un joven abrió los ojos con dificultad. Se llamaba Lin Feng, y era un discípulo ordinario de la secta Qingyun, una de las muchas sectas marciales que existían en el murim.


Lin Feng tenía dieciséis años, y era considerado un genio entre los discípulos de su secta. Sin embargo, había sido gravemente herido durante una misión, y estaba al borde de la muerte. Su maestro le había llevado a una cueva secreta para tratar de salvarle la vida, pero las posibilidades eran escasas.


Lin Feng sintió un dolor insoportable en todo su cuerpo. Su mente estaba confusa y borrosa. No recordaba nada de lo que había pasado antes de despertar. Solo tenía una sensación extraña e inexplicable: la sensación de haber vivido otra vida.


Una vida llena de gloria y poder.


Una vida como la del emperador Liang.


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