PESADILLA

No entiendo cómo funcionan los sueños, algunos piensan que son imágenes creadas a partir de nuestro entorno y otros aseguran que pueden ser premoniciones; otras personas recuerdan cada detalle y otras solo se acuerdan ver una pared negra antes de abrir los ojos.

Lo cierto es que desde que tengo uso de razón he tenido pesadilla tras pesadilla, algunas de ellas son inquietantes y terribles que me cuesta despertar, inclusive, respirar; en otras, estoy totalmente consiente y sigo el juego: ya sea en un campo de minas, una casa de terror llena de cosas paranormales o asesinos que te persiguen con cualquier objeto en mano y hay veces en que mi mente es mucho más creativa. 

Quisiera comenzar contándoles lo que está pasando en el mundo pero no entenderian nada, asi que comenzaré resumiéndoles, primero me presentaré, luego haré una introducción larga y, mas tarde, hablaré del día donde aún no me habia dado cuenta que el mundo se convertiría en un CAOS. Comenzamos?


Mi nombre es Cecil, tengo 16 años y debido a mi aspecto poco amigable no tengo amigos. No quisiera decir que nunca de los nunca los he tenido, a decir verdad, los tengo pero están a kilómetros de distancia. La mayoría se han mudado y otros son amigos “virtuales”, ya saben, personas extrañas con quienes solemos compartir nuestra alegría o tristeza para poder sentir que le importamos a alguien.

En el colegio no tengo buena relación ni con los maestros, y la causa sería muy rara de explicar y el único que se ha comportado como mi padre es el director del colegio.

Soy el blanco de ciertas personas, los nombres son: Freddy Giménez, Elisa López y sus “amigos”, yo prefiero llamarlos “perros”. Mi problema con estos indeseables comenzó hace un año cuando a Elisa se le antojó derramarme un refresco en la cabeza y, pues, le rompí la nariz con un cabezazo, automáticamente apareció Freddy y sus “perros” queriendo pelear conmigo pero, antes que pudiera comenzar, apareció el coordinador y detuvo lo que se podría convertir en un desastre. Como se imaginaran, nos llevaron a la dirección y la culpa cayó especialmente sobre mí pero, bueno, en gran parte era mi culpa.


Aún recuerdo aquella conversación

-         Cecil, recuerda tu condición, no puedes andar haciendo esto a tu compañera – me regañó el director Estiven Gómez.

-         Lo siento señor Director, yo sé que es mi culpa por agredir físicamente a una compañera y aceptaré cualquier castigo – dije eso para que se calmé y el castigo sea más leve.

-         Bueno, me alegra escuchar que lo reconoces – dirigió la vista hacia la “victima” - Elisa, ¿Qué le hiciste a Cecil para que reaccioné de esa manera?

Elisa tenía un algodón en su nariz y no respondió nada. Ahora que lo recuerdo mejor, me sentí culpable más tarde porque Elisa era muy hermosa, tenía el cabello rizado y de color castaño, ojos verdes y una altura envidiable. Elisa era todo lo contrario a mí.  

-         No me hagas preguntarte de nuevo, Elisa – se impacientó el director

-         Le derramé un refresco en la cabeza – dijo con un acento nasal.

-         ¿y qué más?

-         Fue apropósito – por lo menos lo admitió pensé en ese entonces.

El director suspiro y se acomodó en su silla, estaba esperando esa respuesta.

-         Elisa, varios compañeros de tu salón y otros salones, especialmente del grado más bajo, hablaron con el coordinador Marcelo y dijeron que los estuviste molestando. A partir de ahora espero un mejor comportamiento de tu parte, además, he avisado esta situación a tus padres y vendrán al finalizar su horario laboral, así que tendrás que quedarte hasta que ellos vengan.

La cara de Elisa se había  tornado blanca del miedo al escuchar las palabras del director. Algunos rumoreaban que sus padres eran muy estrictos, lo cual tendría sentido en su comportamiento - el colegio se convertía en su lugar de descarga.

-         ¿por qué? ¿Por qué solo llamó a mis padres? ¿Y los padres de Cecil?  - había reclamado.

-         Cecil no tiene padres – suspiró nuevamente – murieron hace mucho tiempo, Cecil está legalmente emancipada porque no tiene parientes dispuestos a ayudarla y, gracias a Dios, sus padres tenían ahorros y seguros de vida. Gracias a Padres responsables es que Cecil está en este colegio – hizo una pausa y continuó – Pensé que usted lo sabía, señorita Elisa. Las espero a LAS DOS – enfatizó – y a  partir de ahora espero que se lleven mejor…


Recuerdo esta conversación como si hubiera pasado apenas una semana… no me incomodó en lo absoluto que el director le haya contado pero no me gusto la manera en la que me miró Elisa, esa mirada de lástima… la odio, la detesto.

Sus padres vinieron como lo prometieron y hablaron con el director mientras nosotras esperábamos como vacas que van al matadero. Pudimos escuchar algunos gritos de indignación de la señora López. Más tarde, salieron de la dirección los tres y, antes que Elisa pudiera hablar, me levanté de la silla y me disculpé con ellos como se debe. Sus padres entendieron la situación.


-         Somos nosotros que tenemos que disculparnos contigo, criamos a una niña muy mal aprendida. El director nos explicó tu situación y entendemos – parecían padres comprensivos pero ciertamente parecían personas muy estrictas y un poco tiranas, sentía miedo.  

Miré a Elisa, y estaba al borde del llanto, me imaginé que le esperaba un castigo severo, y puedo presumir que así fue.  

-         Yo puedo pagar el gasto médico de Elisa – alcancé a decir – tengo un trabajo de medio tiempo en un café…

-         No hace falta señorita Cecil – me interrumpió su padre – mi esposa y yo consideramos que se lo tiene merecido. Somos padres muy estrictos y creemos que Elisa se lo tuvo merecido y no admitimos que nuestros hijos realicen acoso ni violencia sobre sus pares…

-         Yo también me he comportado mal señor, yo quiero…

-         Y lo reconoces y admites tu culpa como una adulta – fui interrumpida de nuevo – Nosotros nos disculpamos contigo

En ese entonces entendí porque Elisa se comportaba de esa manera, ese día nadie estuvo de su lado y ni siquiera la escucharon, aunque la que cometió el mayor fui yo; sé de sobre manera que debí informar lo sucedido al director antes de actuar por mi cuenta. Al final de todo, recibí el castigo del director: tenía que limpiar la escuela junto con Elisa y los limpiadores durante 2 horas durante 1 año. Aunque sigo pensando que yo recibí un solo castigo mientras que Elisa recibió, de seguro, por parte de sus padres también.

Hoy se cumple el ultimo día que debo limpiar el colegio, pero exactamente este día algo no andaba muy bien pero no sabía…


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